sábado, 27 de marzo de 2010

La centésima de minuto que lo cambió todo, o el poder de la amistad.

Danielle, una señorita de la ciudad muy diferente a las otras, alta, delgada, y podría decirse que buena persona, era estudiante de ingeniería en una universidad de su país. Monguilica, gentilicio de su ciudad natal, y amante de carreras de caballos, Danielle adoraba apostar junto con sus amigos stress y preocupación algunos cuantos millones de pesos semestralmente, en el adiestramiento de su caballo en el hipódromo, millones que se invertían en la alimentación, el establo, y entrenamiento del equino. Su inversión se vería remunerada en aquel momento en que el caballo terminara un campeonato llamado “la carrera”, ese campeonato era tan importante, y tan extenso que la posición en que lo consiguiera podía considerarse despreciable.

Durante seis años y medio, Danielle invirtió en su caballo, el cual se desempeñaba de tal forma, que parecía adquirir cada vez más las destrezas necesarias para poder competir y finalizar “la carrera”. Alguna vez su caballo se lesionó, demorando un poco su entrenamiento, algunas veces no tuvo con que pagarle su establo, y algunas otras no pudo tan siquiera alimentarlo, pero ante las adversidades el corcel procuraba superar las dificultades y continuar con su entrenamiento. Finalmente el día de la última prueba de “la carrera” llegó, el caballo debía correr una vuelta, junto con otros caballos, tan solo una vuelta más después de haber corrido muchas otras en los seis años y medio anteriores. Una sola vuelta más.

Parecía sencillo, de no ser por aquella extraña sensación que llegó a la mente de Danielle, donde percibía que su caballo no había dormido muy bien la noche anterior, el caos que armaron en el establo los degenerados de stress y preocupación, quienes invitaron a unas chicas llamadas ansiedad, y malestar, que para colmo de males, venían acompañadas de “sin un centavo”, un vago vicioso que había acosado a Danielle durante la mayor parte de esos seis años y medio, habían ocasionado que ni Danielle, ni su caballo, descansaran lo suficiente para confrontar con sus capacidades a la arena y la distancia en la pista; Algo similar a evaluar las capacidades de una persona con tan solo un papel y un lápiz.

Danielle y su caballo “careperro”, como le conocían, dispusieron su destino en “la carrera” en aquella última prueba, con la duda de sus capacidades, y el desgaste ocasionado por sus invitados la noche anterior. Quince obstáculos en la prueba, quince saltos que dar, quince barras que atravesar, para poder sentir que su objetivo se cumplía, que la meta se veía, y que “la carrera” estaba próxima a finalizar. La prueba se decretaba superada, en base a un extraño reloj que al parecer fue creado por algún desquiciado mental muchos años atrás, un reloj tan mal diseñado, que sus agujas corrían hacia atrás, solo estaba numerado de cinco a cero y el criterio de aprobación de la prueba era de tres minutos restantes.

Los sonidos de aquel silencio decretaban el inicio de la prueba, los cascos de los caballos retumbaban en el suelo, y parecían como ya se dijo antes, lápices retumbando en hojas de papel, todo transcurría a la velocidad de un pensamiento.

Danielle y su caballo habían completado las pruebas anteriores generalmente con un tiempo restante de cuatro minutos, razón por la cual tenían una pequeña ventaja ante las circunstancias. Pero lo imposible sucedió, los cascos del caballo marcaron mal sus pasos, de tal forma que Danielle y careperro chocaron contra algunos de los obstáculos. El resultado ahora, era incierto.

La prueba había finalizado, y con el probable resultado, ya entre los espectadores se podía observar a stress y preocupación peleando por hacerse notar, ansiedad bailaba frente a todos coqueteando y seduciendo ferozmente, carteles de decepción, tristeza, y desconsuelo, se agitaban vigorosamente en la gradería. Al parecer, todo había sido en vano, el objetivo no se había alcanzado, la última prueba no se había superado.

Otro caballo que corrió la prueba, caresapo, se acercó a darle ánimos a careperro, al igual que a Danielle se acercaron algunas personas, para acompañarla. Esas personas marcaban la diferencia entre la multitud, pues aguardaban junto a ella y su caballo un resultado que le favoreciera.

Los resultados oficiales se dieron a conocer, no se sabe si fue un desperfecto del juez de la prueba, o un milagro ocasionado por quienes acompañaban con sus intenciones a Danielle y su caballo, pero el veredicto fue que el reloj había sufrido un desperfecto, se había desajustado en 13 centésimas del minuto, y aquellos quienes cruzaron la meta dentro de ese lapso, habían superado la prueba. Careperro y su guía, habían finalizado en 12, de esas 13 centésimas de minuto. Una alegría inmensa los embargó, el objetivo se alcanzaba y “la carrera” casi se podía dar por finalizada. Casi, porque quedaría pendiente hacer la prueba de dopaje, algo así como un proyecto de grado en una universidad, a fin de cuentas, la del dopaje es otra historia.

Es un cuento sin moraleja, es simplemente un relato, una historia, un momento… especial únicamente para Danielle, su caballo, y quienes pudieron presenciarlo junto a ella, cada quien puede tomar de allí lo que mejor le represente. Según la opinión de Danielle, y fue su caballo quien me lo contó, el momento más valioso no fue aquel en que sintió que su intención se derrumbaba, ni aquel en que por fin se llevaba a cabalidad, ella sabe que fue un momento más grande que aquel en que una centésima de minuto la ubicaba entre los afortunados de la jornada. Sabe que lo único que le quedará para su vida de aquel día es la imagen y el recuerdo de esas personas grandes y valiosas, como aquella que en la distancia llamó a preguntar cómo sucedían las cosas, o aquella que durante las primeras luces de la jornada le deseó el mejor resultado… pero seguramente no se irán de su mente, aquellas que se acercaron en ese momento, y aguardaron, hasta el último momento, para celebrar por un instante en una vida. A todos ellos ella les envía su eterno agradecimiento.

3 comentarios:

  1. Amorr!!!! esta super, no sabes cuanto me alegra que "la carrera" este por terminar, me has hecho llorar!!te amo mucho y espero todo de ahora en adelante sea éxitos para ti!

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  2. ...La verdad es que "careperro" estaba destinado a pasar la última prueba, a pesar de las adversidades, independientemente de sus odiosos acompañantes y aún más engreídos contrincantes y sin tener idea alguna del veredicto de los jueces, pues no cabe duda que Danielle ha sido el mejor jinete que cualquier caballo pueda tener... A Danielle y a "careperro" felicitaciones por su exito!!!

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  3. Bueno ahora que ya Danielle han pasado la prueba del dopaje la felicidad debe ser aun mayor y confirma que ha llegado a una de tantas metas por cumplir y que seguro asi como esta va ser dificil pero no imposible.... ahora Danielle deseanos suerte a los que aun estamos en todavia en la travesia de "la carrera"..........
    Tienes una magia para lograr crear tantas historias tan bonitas de momentos tan especiales FELICITACIONES!!!!

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